Fue la última persona en Chile que conoció a Don Orione. La Hermana Nazarena, después de décadas sirviendo en Chile, acaba de partir al Cielo a los 99 años. Estamos seguros que el Señor la ha recibido con los brazos abiertos.
La Revista Don Orione, durante el 2015, le hizo una entrevista. Ella misma nos cuenta cuando conoció al Santo de la caridad, "Tienes que hacerte religiosa", le dijo.
Revisa la nota a continuación:
"Es invierno y hace frío. Dentro de la residencia de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, sin embargo, el calor es acogedor. Con galletitas y un café nos recibe la hermana María Nazarena Pintado (94 años, en ese entonces).
Antes de comenzar con la entrevista nos invita, con inconfundible acento argentino, a pasar a la capilla para saludar al “Dueño de casa”.
Como religiosa orionista lleva más de 70 años en Chile. Aquí fundó colegios, trabajó codo a codo con los sacerdotes y formó generaciones de nuevas consagradas.
-Usted conoció a Don Orione, ¿qué nos puede contar de ese encuentro?
- Yo tenía 13 años cuando Don Orione llegó a Argentina en 1934, en el marco de la procesión de la Virgen el 8 de diciembre. Estaba todo preparado para la celebración y él gritaba “¡Viva la Virgen!”. Nosotras nos dedicábamos a pasear vestidas de angelitos para llamar la atención. El padre Bruno (párroco) nos pidió que ayudáramos en el aseo a las hermanas, porque estaba todo mojado y Don Orione iba a celebrar la Misa. Me pidieron cambiar una ampolletita a la corona de la Virgen, lo que me vino muy bien porque yo no quería encontrarme con Don Orione... ya intuía lo que me podía decir. Entonces me avisaron que venía y yo salí arrancando hacia afuera de la Iglesia, pero en la puerta estaban dos de mis hermanas, el párroco y Don Orione. Cuando me vio me dijo “¡venite, venite, filiola!” (venga, venga, hijita) y me tomó la mano: “Tienes que hacerte religiosa y tienes que trabajar por las almas, porque hay muchas que no conocen a Dios”.
- ¿Y qué hizo usted?
- Lo quedé mirando y sonreímos. Luego le dije al padre Bruno que yo no quería ser monja, que quería estudiar y poner una academia para las chicas. Al otro día fui a Misa y estaba Don Orione confesando. Hablé con él y le fui sincera: “Padre, no puedo ser religiosa, yo me encuentro tan mala, ustedes son santos y yo tengo esto, esto y esto otro”. Pero él insistió: “Eso es lo que quiere Jesús, síguelo”. Después de eso me serené.
-Ustedes las religiosas son muy devotas de la Virgen, ¿por qué?
-Ella es la Madre de Jesús y madre nuestra. Yo creo en ella y la “uso” para todo. Don Orione hacía todo por la Virgen, ella está en el Cielo, ojalá se nos presentara... ¡Si te mostraste a Bernardita, a los pastorcitos, asómate un poquito...! (se ríe). Todos los días rezo el rosario y pido por el Papa, por la Iglesia, por los sacerdotes, por la personas enfermas, por los niños y niñas de nuestros colegios, por las ex alumnas... y a veces le pido también para mí.
-¿Alguna vez tuvo un pololo?
-No, porque no tenía tiempo... A los 16 años había varios amigos de mis hermanas rondando. En una oportunidad tuve que ir al campo y de repente apareció uno... no le di mucha posibilidad de que me dijera algo, tenía buena posición económica. Cuando me vine a Chile, mi hermana me comentó: “Roberto te está esperando”. Yo le respondí: “Dile que busque a otra chica, que no me espere”.
La vida de la hermana Nazarena es un ejemplo para muchas generaciones de religiosas y laicos, ya que siempre ha servido a los pobres con una sonrisa, haciendo presente el encargo que le hizo personalmente el Fundador: “Tienes que trabajar por las almas, porque hay muchas que no conocen a Dios”.
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